Navidad catracha versus navidad “gringa”: americanización y transformaciones culturales en Honduras en tiempos de la globalización
Queridísimos en esta época linda de ADVIENTO y antesala de NAVIDAD les comparto un pequeño texto que escribí hace algunos años a propósito de la historia de la celebración de la Navidad en Honduras, Espero les guste y lo disfruten y compartan…
Por: El Dr. Jorge Alberto Amaya Benegas
Tegucigalpa-Honduras. El proceso de Conquista y colonización del territorio hondureño se expresó en una debacle demográfica que provocó la disminución notable de la población indígena. La Encomienda y el Repartimiento posteriormente sometieron al indígena al dominio español. Paralelamente a estas instituciones -especialmente de la Encomienda-, se impulsó el proceso de “Conquista espiritual” de los nativos, ya que junto al control que ejercían los Encomenderos, los indígenas también tenían que ser catequizados por los frailes y curas españoles, quienes en buena medida fueron los que “españolizaron” a los indígenas al imponerles no solamente la religión católica sino también la moral y costumbres europeas, así como el idioma español, la vestimenta y por supuesto las normas sociales de los vencedores europeos. Con dicho proceso se forjó entonces en Honduras un proceso de “cristianización” que en la práctica produjo una religión sincrética expresada en la incorporación de muchas creencias religiosas indígenas con la nueva religión española. Es lo que Leticia de Oyuela denominó como “religiosidad popular”, plasmada en una serie de prácticas y festividades católicas que se erigieron en la raíz de la identidad, como las ferias patronales, la Semana Santa, los velorios, procesiones de santos, y desde luego la celebración de la Navidad. Esta última, que celebraremos a la vuelta de la esquina, se manifestó desde la Colonia y hasta mediados del siglo XX en la organización de una serie de ritos y prácticas, como ser la celebración de “Pastorelas” -como las famosas piezas del Padre Reyes-, así como el “Robo del Niño”, y para Navidad y Año Nuevo, la elaboración del “nacimiento de Navidad” y la entrega de regalos por “Los Reyes Magos” el Día de Reyes. 1 Historiador hondureño y profesor en RESISTENCIA. De hecho, esta fiesta de Navidad en Tegucigalpa fue posiblemente la que mayor fastuosidad tuvo en el contexto de toda Centroamérica, y el mismo Rubén Darío escribió que “Si el Niño dios hubiera nacido en América, hubiera nacido en Tegucigalpa”… en alusión a los espectaculares y soberbios Nacimientos que se elaboraban en la catedral de Tegucigalpa y en casa de las familias principales de “la ciudad de las canteras”. De este modo, fue evidente que desde la Colonia hasta mediados del siglo XX, en Tegucigalpa y en todo el país la Navidad se celebraba entonces a partir de dos símbolos fundamentales: la elaboración del “Nacimiento” y la creencia de que los regalos eran repartidos a los niños por los “Reyes Magos”, todo lo cual era complementado con la gastronomía de esta época del año, también simbiosis del periodo colonial indígena/español: para la comida, tamales indios y gallina rellena española; para el postre las torrijas españolas y para la bebida la mixtela y el rompopo también “gachupín”. Este tipo de celebración estuvo arraigado en Honduras durante siglos, pero empezó a ser amenazado con el arribo del Enclave bananero en el siglo XX, que consecuentemente fue provocando una cierta “americanización” de la identidad nacional. Dicho proceso de “americanización” de la fiesta de la Navidad en Honduras se fue dando tanto con la llegada de los funcionarios gringos, que traían consigo sus costumbres y tradiciones, que luego fueron “imitadas” burdamente por algunos hondureños que veían en los gringos el prototipo e ideal del progreso y la Modernidad. Pero también, dicha “americanización” se impuso a través del modelo de consumo capitalista y del “American Way of Life”, especialmente a través de su producto más emblemático: la “COCA-COLA”. Este proceso naturalmente fue más intenso en la Costa Norte, pues junto a esa bebida se promovieron valores y costumbres norteamericanas en la región bananera. En efecto, la “COCA-COLA” promovió su consumo en Estados Unidos y el resto del mundo ligado a varias figuras, símbolos y costumbres típicamente anglosajonas, como por ejemplo alrededor de la “Fiesta de Navidad” y con el personaje clave de la Pascua anglosajona: Santa Claus. De esa manera fue -y es aún una tradición de esa compañía- filmar anuncios de Navidad desde los años 50 en los que se asociaba intrínsecamente a la “COCA-COLA” con la Navidad y con Santa Claus. De este modo, con la “COCA-COLA” se fue imponiendo en Honduras a Santa Claus o San Nicolás como se le llama en el país, en vez de los Reyes Magos; o el “Árbol de Navidad” anglosajón desplazó al tradicional “Nacimiento” o “Belén”.
Asimismo, la “Coca-Cola” penetró posteriormente en cada rincón de las ciudades, Pueblos y aldeas del país, primero a través de los “Comisariatos” de las compañías bananeras, y después -en la segunda mitad del siglo XX- merced a toda una estrategia publicitaria que se convirtió en modelo de ventas a nivel mundial y local, a través de la publicidad de sugestivos anuncios radiales, televisivos y ambulantes en autobuses y taxis con su eslogan “COCA-COLA, la chispa de la vida”, o a través de novedosas campañas o promociones mediante las cuales intercambiaban juguetes, radios, camisetas, vasos, posters, vistas y una amplia gama de artículos, -a cambio de chapitas de las botellas, o de una suma módica de dinero-. En todo caso, a través de las compañías bananeras y de la introducción de la COCA-COLA, desde mediados del siglo XX la religiosidad popular hondureña, especialmente la relacionada con la época de Pascua y Navidad fue trastocada por los valores consumistas norteamericanos, logrando desplazar a los Nacimientos católicos por el Árbol de navidad anglosajón, o a los Reyes Magos por Santa Claus o San Nicolás gringo. En las últimas dos décadas de la imposición del inhumano modelo neoliberal, este proceso de “americanización” de las fiestas de Pascua se ha intensificado en el país, sobre todo a partir de la instalación de los gigantescos e impersonales “Moles”, así como de una gran cantidad de cadenas comerciales gringas como “Walt Mart”, “Pricemart”, “Stocke” y otras similares, que despliegan gigantescas campañas publicitarias con el objetivo que los hondureños despilfarren hasta el último centavo de su “Aguinaldo” en la compra de Árboles de Navidad, juguetes, artículos de consumo, comidas, bebidas, y en fin cualquier fruslería o bagatela con tal de dejar “desplumada” a la población. Desde una visión crítica, invitamos a cada hondureño, y en especial a los compañeros y compañeras de la RESISTENCIA a que no nos dejemos atrapar por los “cantos de sirena” de la rapacidad neoliberal. Eso sí, compartamos; convidemos regalos y parabienes, pero hagámoslo en la tradición de los abuelos y ancestros: con tamaladas colectivas en los barrios y pueblos, con rompopo y torrijas, pero en especial con el abrazo sincero y colectivo que marcará la génesis de la refundación de la Patria… Dr. Jorge Alberto Amaya Benegas.