Encuestas Dudosas y “Churuncuyas”
Por: Marlon Laguna
Con mucha preocupación y asombro, he observado cómo algunos comunicadores sociales y periodistas, de modo empírico, se han dado a la tarea de “elaborar” y difundir encuestas políticas “churuncuyas”, de forma irresponsable y sin reparos de lo que pueden ocasionar en el electorado o público en general.
Parte de las funciones de todo medio de comunicación formal, además de informar y entretener, es orientar, algo que algunos programas de radio y televisión del país están muy lejos de conseguir con este tipo de sondeos baratos.
Para elaborar una encuesta seria, se necesita una estructura y diseño adecuado para obtener resultados precisos, tal como nos enseñó el recientemente galardonado maestro de generaciones de la Escuela de Periodismo, el licenciado Ramiro Sierra, en la clase de Técnicas de Investigación para la Comunicación Social allà por el año de 1998.
Una encuesta es un instrumento de recopilación de información, que consiste en un conjunto prediseñado de preguntas normalizadas, dirigidas a una muestra representativa de individuos, con el fin de conocer sus opiniones o visiones respecto a algún problema o asunto que les afecta.
Los elementos de una encuesta son el objetivo, muestra, preguntas y escalas. Para su elaboración, se requiere definir objetivos, público, cuestionario, recolección de información y análisis de datos, entre otros aspectos.
Además, para presentar una encuesta confiable se necesita una ficha técnica que incluya elementos como el solicitante de la investigación, quien la realiza, nombre de la encuesta, universo (población), unidad de muestreo, fecha de creación, área de cobertura, técnica de recolección de datos, objetivo, número y tipo de preguntas formuladas, y la escala empleada para su medición.
Sin toda esta estructura basada en un método científico, es muy difícil creer en una “medición” de opinión pública que apenas cumple con uno de todos los requisitos necesarios, para que la misma sea una encuesta confiable, honesta y sin sesgos, se debe de cumplir con todos y cada uno de los requerimientos antes mencionados, de lo contrario, harà suponer que la misma (encuesta), obedece a intereses personales o de grupos.
Aunado a esto, dichas “encuestas” son realizadas a través de redes sociales, sin ninguna garantía de verificación o comprobación de que personas de otras latitudes del mundo voten por un X candidato de su simpatía pese a encontrase lejos del lugar de interés de la medición. Por ejemplo, personas en Estados Unidos, España, Francisco Morazán o Comayagua, facialmente pueden votar por un candidato de la ciudad de Siguatepeque.
Aunque el Consejo Nacional Electoral (CNE), en su Capítulo VI sobre la regulación de encuestas y sondeos de opinión, no prohíbe este tipo de sondeos, sí ordena en su Artículo 29 que toda persona natural o jurídica que desee realizar mediciones de comportamiento electoral, se registre ante el CNE.
El artículo en mención textualmente dice lo siguiente:
“Artículo 29. Regulación de encuestas y sondeos de opinión. Toda persona natural o jurídica que dentro de sus actividades desee realizar mediciones de comportamiento electoral, con el objeto de publicar o divulgar por sí o por medio de terceros, los resultados totales o parciales obtenidos de las encuestas y sondeos de opinión pública realizadas sobre el tema en mención, deben registrarse ante el Consejo Nacional Electoral desde la convocatoria a elecciones generales para cada uno de los procesos en los que realizará dicha actividad.”
“Dicho registro se hará ante la Secretaría General del CNE conforme lo dispuesto en el artículo 30 de este Reglamento. Una vez registrado, deben notificar con debida anticipación al CNE sobre los métodos y procedimientos utilizados en la realización de las encuestas o sondeos de opinión para su previa autorización, quien debe resolver en un plazo máximo de cinco días hábiles, debiendo asignar un número a cada resolución.”
Si bien el CNE no prohíbe la elaboración de estos sondeos, es deber de toda persona, especialmente de comunicadores sociales y periodistas, realizar encuestas confiables utilizando herramientas e instrumentos que garanticen su veracidad, asìmismo, los propietarios de los diferentes medios de comunicación del país deben de preocuparse por evitar la difusión de ese tipo encuestas dudosas y “churuncuyas”.