El Hermoso Peñón de Cayaguanca en Ocotepeque una historia de Amor Prohibido que Perdura a Través de los Siglos

Ocotepeque-Honduras. Enclavado en el occidente de Honduras, a una altitud de 1,621 metros sobre el nivel del mar, el Peñón de Cayaguanca se erige como un testigo silencioso de una historia de amor prohibido que perdura a través de los siglos.

La leyenda que envuelve a este imponente lugar se remonta a la época precolombina, cuando un valiente guerrero de nombre Cayaguanca se enamoró perdidamente de la hija del cacique local, una princesa cuya belleza rivalizaba con la majestuosidad de las montañas que la rodeaban.

El cacique, al enterarse de este amor prohibido y considerando que el joven guerrero no pertenecía a una estirpe noble y carecía de recursos, decidió tomar medidas drásticas.

Ordenó la captura de Cayaguanca y con frialdad, dictaminó que fuera atado en la cima de una elevación para que pereciera lentamente, expuesto a la inclemencia del clima y la falta de alimento.

La leyenda narra que el joven guerrero, privado de su libertad y enfrentándose a la cruda realidad de su destino, no pudo contener su dolor. Lloró desconsoladamente por el amor perdido, y sus lágrimas, caídas en la intemperie, se transformaron en colosales piedras que hoy dominan la cima del Cerro de Cayaguanca.

Estas piedras, con su imponente presencia, han quedado como testamento eterno de la trágica historia de amor entre Cayaguanca y la princesa. Cada roca cuenta la historia de un corazón roto y una vida truncada, recordando a quienes visitan este lugar la fragilidad de los lazos prohibidos.

El Peñón de Cayaguanca, en el pintoresco paisaje de Ocotepeque, se convierte así en un símbolo no solo de belleza natural, sino también de la fuerza inmortal del amor que incluso en la adversidad, puede dar forma a la tierra misma.

Este tesoro hondureño, con su mezcla de hermosura y tragedia, perdura como un recordatorio de las pasiones humanas que han dejado su huella en la tierra. El Palmerola Online.Com.